La materia, al ser el nexo entre el producto y los ecosistemas, genera los principales impactos ambientales que deterioran el medio. Pero ¿podría considerarse que hay materiales sostenibles y otros insostenibles? No, si antes, no consideramos todo su ciclo de vida: su uso, su fabricación y su descarte. Los materiales podrán ser naturales o sintéticos, pueden ser vírgenes o reciclados, pero su ecología dependerá más del diseño que de su composición. ¿Es más ecológico el aluminio o el plástico? ¿Es el cartón un material sostenible? ¿Son los materiales renovables la solución? Dependerá de su función. No hay soluciones únicas. A menudo, los materiales tienen una fama que esconde prejuicios y medias verdades. Algunos parecen muy ecológicos hasta que se revela su origen y manipulación. Otros, por el contrario, cargan con el sambenito de ser perjudiciales para el medio ambiente cuando en realidad poseen insólitas cualidades ambientales. Como siempre, hay que obtener el cuadro general para saber elegir.
Hagamos un inciso para entender el concepto ecología. La ecología no es solo cosa de seres vivos. Ecología es el mundo que nos rodea, el que nos hace vivir, del que formamos parte y también en el que diseñamos.
Todos los materiales que nos rodean, de una forma u otra, están basados en materia natural. Con mayor o menor transformación, en última instancia, proceden de la Naturaleza y, por tanto, todos los materiales tienen su ecología.
El término ecología lo acuñó en 1869 el biólogo alemán Ernst Haeckel (1834-1919), quien la definió como “el estudio de la interdependencia y la interacción entre los organismos vivos —animales y plantas— y su ambiente —seres inorgánicos—“. Así pues, los humanos nos relacionamos con nuestro entorno y diseñamos materiales que sirven para formalizar los productos que necesitamos para satisfacer las diferentes necesidades, ya sean de supervivencia como de desarrollo emocional. Diseñar es elegir y planificar, y todos los diseños se basan de una u otra manera en los materiales que los soportan.
En todos los planteamientos de selección de materiales más ecológicos hay un aspecto prioritario: la procedencia del producto. Ante dos objetos fabricados con un mismo material, como podría ser la madera, poco podremos diferenciar a priori, o ante dos estanterías de aluminio o dos lámparas de plástico. Aparentemente iguales, pero nada que ver en su fondo. Los productos importados de países con menor seguridad ecológica generalmente infligen graves daños al medio ambiente a causa de explotaciones incontroladas, vertidos o consumo de energías más sucias. Por tanto, la primera consideración ambiental es evitar productos de dudosa reputación, primando el producto local y el Buen Diseño con mayúsculas. No siempre es complicado discernir la mejor opción.
Entremos de lleno en consideraciones materiales.
¿Plástico malo?
Los plásticos pueden llegar a ser un gran problema de residuos si quedan dispersos en el medio ambiente y una de las grandes catástrofes de nuestra época cuando llegan al mar y contaminan hasta el último rincón de la Tierra. Pero, ¿son siempre una opción insostenible? Por fortuna no es así y los plásticos ofrecen también grandes ventajas ecológicas como la prevención de emisiones de CO₂. Los materiales plásticos, aunque procedan del petróleo, con su uso, reducen la demanda global de combustibles.
Esto se debe a que su ligereza y baja temperatura de procesado permiten que se requiera menor cantidad de energía para su fabricación y transporte, respecto a la mayoría de alternativas materiales.
En el sector del embalaje, por ejemplo, según los datos del último estudio de EuropePlastic, el uso de los plásticos ha llegado a reducir al menos en un 30% las emisiones indirectas, a causa de la reducción de 27 millones de toneladas de crudo al año. De la misma manera, en la construcción, las mejoras en el aislamiento ofrecidas por los materiales sintéticos permiten un ahorro energético a un precio muy competitivo, lo que se traduce asimismo en un menor consumo de combustibles fósiles y de emisiones.
¿Aluminio bueno?
¿Son los productos de aluminio más ecológicos por ser reciclables? ¿Y los de plásticos son más contaminantes por ser químicos? La mayor parte del metal es virgen, y la minería conlleva serios problemas ambientales. Pero al reciclarse se pueden compensar hasta el 90% de los impactos. ¿Es suficiente? Desde nuestro punto de vista no. Esto no quiere decir que el aluminio no sea un material excelente para determinadas aplicaciones.
Quiere decir, que el aluminio, per se, no es ecológico únicamente por ser reciclable, pues presenta unos impactos ambientales y una realidad que no se puede olvidar, como tampoco se pueden olvidar sus increíbles propiedades de resistencia al exterior, ligereza y por qué no decirlo de belleza.
A nivel de emisiones de CO₂ podemos poner un ejemplo:
Por ejemplo, la silla Toledo, de Jorge Pensi para Resol, fabricada con aluminio, que según nuestros cálculos, emite entre 100 y 150 kg de CO₂ dependiendo de si el material es virgen o reciclado, podría ser un ejemplo, ya que también ha sido fabricada en materiales plásticos. La Toledo Aire, fabricada en polipropileno, la mitad de ligera que la original y con una huella de carbono de alrededor de 10 kg de CO₂ demuestra como su impacto no alcanza la décima parte. Siempre se puede argumentar que la resistencia de un metal es superior a la de un plástico, pero pensemos que se podrían llegar a “tirar” 10 sillas Toledo de polipropileno y aún tendríamos un rédito ambiental. A nivel de reciclabilidad, es cierto que tendríamos más dificultades, pero la versatilidad y eficiencia de los plásticos hace que se deban tener en cuenta por su potencial ambiental.
¿Y el cartón?
En los últimos años, se ha asociado el concepto de diseño sostenible a la fabricación de productos de cartón como base, partiendo de la premisa de que la sociedad quiere máxima rotación, por lo que un material poco duradero y de bajo impacto es ideal. Si comparamos un sencillo taburete de cartón con un clásico como la silla Stool 60 de Alvar Aalto, fabricada en madera laminada, vemos que el cartón supone tan solo la mitad de impacto que esta última. Ahora bien, ¿cuántas unidades de cartón se necesitan respecto de un taburete convencional de madera contrachapada? Muchas, seguro.
Por tanto...
Efectivamente, la selección de materiales en el diseño y desarrollo de producto desempeña un papel crucial en el impacto ambiental que generan los objetos. La noción de que algunos materiales son inherentemente más sostenibles que otros puede ser simplista, ya que la ecología de un material está determinada por una variedad de factores específicos para cada tipología de producto. Además, es esencial evaluar el diseño y la funcionalidad del producto, pues un diseño eficiente puede reducir la cantidad de material requerido y prolongar la vida útil del producto, lo que a su vez puede compensar cualquier impacto ambiental inicial. No existe una solución única o una clasificación de materiales que sea universalmente sostenible, ya que cada material presenta sus propias ventajas y desventajas ambientales dependiendo de la aplicación para el que ha sido seleccionado y de los procesos industriales empleados. A veces, las condiciones de explotación del recurso natural son más importante que el material en sí. En la elección de materiales más ecológicos implica un enfoque integral que tenga en cuenta todos los aspectos del ciclo de vida del producto y su interacción con el entorno natural. Esto requiere cuestionar las percepciones convencionales sobre las virtudes ecológicas de ciertos materiales y adoptar una mentalidad más crítica y reflexiva en el proceso de diseño y fabricación.
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